Esperaba
con ansia los días en los que podía levantarme. Había descubierto algo nuevo. Comenzaba
a salir algo de mi interior. Un deseo enorme de dejarme llevar y trazar,
dibujar, pintar, expresar. Había descubierto la pintura dentro de mí, los
primeros pasos. Me dejaba llevar por los colores, el pincel y la pintura en el
papel.
Poco
a poco comenzó a crecer, más bien a despertar, todo un mundo interior. Parecía
como que algo estaba reprimido, escondido, dormido o quizás guardado por años y
trataba de salir en los trazos de distintas formas y maneras, en el color de
cada marcador o creyón, con cada pincelada.
Comenzó
allí un reencuentro con lo que sentí había guardado por años, un encuentro con
el arte, la belleza, la expresión…una forma de comunicar lo que está en mi interior….una
forma de expresarme en libertad. El
silencio del tiempo entre papel, lápiz, pinturas descubrí que era un tiempo
para ser verdaderamente yo, sin la ansiedad de una máscara, una máscara que
oculte mi verdadero ser y me pierda en el que dirán, o en el pintar y dibujar
para otros.
En
ese tiempo el cáncer podía esperar y si se cansaba podía muy bien irse. En ese
momento primero estaba mi alma, cultivarla, dejarla expresarse con libertad,
embellecer mi interior, alimentarlo y enriquecerlo. El cáncer no era lo
importante en ese momento…allí estaba el tratamiento. Simplemente lo dejé
actuar mientras yo me dedicaba a embellecer mi verdadero yo, me dedicaba como
nunca a embellecer mi alma. Lo más importante era mi mundo interior, el gozo de
mi alma en el encuentro fascinante con el dibujo y la pintura. No me ocultaba
detrás de pinceles y creyones. Sabía muy bien a lo que me enfrentaba, la
magnitud de mi enfermedad. Pero era mi cuerpo el que estaba enfermo. Yo
procuraba alimentar mi alma, sentirme bien, muy bien conmigo misma. Sabía que
eso ayudaría a mis células buenas, las que luchaban por sanar mi cuerpo, las
que luchaban por vivir. Yo vivía mi paz, mi serenidad y cuidaba de mi cuerpo
mediante el gozo de mi alma y el desel de enaltecer mi alma.
¿Que
encontré? Mi verdadero yo, la incalculable riqueza interior que deseaba salir y
expresarse, un mundo puro, dulce y tierno que era más grande que todas las
sombras que ha albergado mi ser. Descubrí, redescubrí, me reencontré con un
mundo interior verdaderamente alegre, mas allá, un mundo interior
verdaderamente feliz, lleno de color, a ratos sobrio. Descubrí una creatividad
que deseaba salir por todas partes y de muchas maneras.
Encontré,
reencontré la belleza de mi ser, un alma sublime que se enriquece con el
detalle, que disfruta el momento y se goza en su propia presencia, en su misma
esencia. Pude encontrar un alma cálida, alegre, pura, inocente que descubrió cuánto
disfruta de sí misma, en un silencio de mucho sentido, de mucha expresión. Cada
trazo, cada color, cada dibujo era la expresión de la más verdadera esencia de
mi ser que surgió mientras mi cuerpo se entregaba a la espera confiada y en paz
por la llegada de la salud.
Una tarde, un par de amigas, que acompanaban mi proceso, vieron mis dibujos. Vi en sus ojos la fascinación por la vida, el colorido, la fe detrás de cada dibujo, de cada trazo, de cada color. Surgió así, ARA FE Y VIDA DISENOS. Un espacio para llevar la esperanza que me embargó, que me alimentó y me ayudó a seguir adelante. Un espacio que refleja mi encuentro con la FE y una VIDA dentro de mí que buscaba RENACER. Un espacio que intenta llevarte a ti, apreciado lector, un mensaje de esperanza confiada en medio de las sombras, en medio de las dificultades. Un espacio que invita a alimentar el alma, a buscar lo mejor, lo hermoso y lo mas valioso dentro de tí, TU ALMA, TU VIDA. Un espacio para encontrarnos, descubrir el arte como terapia de bienestar. El cáncer es una enfermedad dura, dificil, arrolladora, pero es también una oportunidad de vida, una invitación al cambio, al despertar a la vida. Yo encontré, en el dulce ejercicio del dibujo y la pintura, la manera de alimentar mi alma y darle a todo mi ser la oportunidad que me daba el cáncer de reencontrarme con mi esencia, de reencontrarme con la fe que se fortalecía en la contemplación de mi Señor, muchas veces detrás de dibujos. La fe de que solo a traves del AMOR, la FE y la ESPERANZA se disipan sombras, surge la luz, llega la sanación.
Asi, también te invito a que nos reencontremos aqui, en ARA FE Y VIDA, y compartamos sobre nuestro mundo interior, nuestra resiliencia, nuestra vida. De tanto en tanto compartiré contigo, apreciado lector y compañnero de camino, la luz y las sombras, las caídas y las alegrías y sobre todo, las ganas de vivir.