La armonía, la danza de las flores en la brisa suave y fresca de la mañana, danza suave y tierna. Allí fluye la belleza, fluye la vida, la respiración, fluye la armonia y hay equilibrio..corre el agua en los rios y fluye, se mueve la vida.
Tod0 es movimiento. Crecer implica armonía, danzar con la vida, belleza en el alma y en el corazón. Vida....la vida en movimiento surge, florece y danza con el viento de las experiencias, con el gozo del existir, el agua, las flores danzantes subliman el alma.
La belleza de la vida surge, además, en el canto de las aves en el amanecer. Todo el ser se llena de la belleza de la naturaleza...la vida se llena de armonía al contemplar, en el silencio, cómo surge, nace y fluye todo alrededor.
Surge la vida en todo nuestro ser cuando danzan y fluyen nuestros pensamientos y emociones. Todo es plenitud en la dulce armonía que hace "florecer" la vida en cada célula. Escucharnos, respirar con serenidad, llenar cada rincón de la luz de la vida. Las flores danzantes de las emociones y pensamientos colman de amor, plenitud y vida todo nuestro ser. Al florecer la vida se abre la esperanza y se pintan las sonrisas en el alma, la Alegría del Amor del Creador impregna el camino y llena de luz la existencia.
Se requiere coraje y paciencia para describir la armonía interior, mas aún, para crear y conservar la armonía interior, con lo real, importante y necesaria que ésta es. Dirían muchos: "especialmente en estos dias". Siempre se hace imprescindible alcanzar la armonía interior. Pero se requiere valor para dar con ella, sabiduría para danzar con ella y dejarla que fluya, que sea, que encuentre su lugar dentro de nosotros. Se requiere silencio. Pero un silencio profundo, interno, ese silencio que busca y dá respuestas. Se requiere ralentizar el paso y darle su espacio para describirla, tiempo para que surja y tome su lugar.
La armonía interior, que es la más sabia pero la que buscamos fuera por error, es nuestro equilibrio, es escuchar lo más verdadero dentro de nosotros. Es nuestro espacio, allí donde todo ha de tener su propio lugar, su rol y su razón de ser.
La armonía nos invita a identificar lo que oscurece sus esquinas, lo que ensucia sus aguas cristalinas, lo que borra su sonrisa. Es un pensamiento o una emoción que desestabiliza, quizás? Cómo se llama? Rabia? Resentimiento? MIedo? Frustración? Falta de perdón?
Nos alejamos de nuestro centro, nuestra esencia, cuando nuestra vida se vuelve una mentira y nos ocultamos tras la máscara que enturbia nuestra armonía y es allí, justo allí cuando nos alejamos del movimiento que dá vida, y es entonces cuando nos enfermamos.
Nos enfermamos cuando suprimimos los sistemas, el movimiento que nos habla de libertad, de la armonía, del fluir...de la vida. Nos enfermamos cuando nos mentimos, cuando nos alejamos de nuestra verdad, del equilibrio con lo más Sagrado en nuestro interior, el origen de nuestra creación, nos alejamos de nuestro Creador, nuestra razón de ser, nuestro núcleo, nos alejamos de nosotros mismos.
Manchamos el jardín de nuestra existencia, se estanca el agua que nutre nuestras raices, deja de fluir la vida que recorre nuestro ser, que late en cada célula que intenta proteger nuestro cuerpo y armonizar en nuestro interior, nuestros pensamientos se contaminan y nuestras emociones se intoxican y cada una de esas células que danza en alegría y fortaleza se debilita y todo nuestro ser se marchita.
Hoy esta danza nos invita a reencontrarnos, nos invita a sentir su tierna y suave alegría...nos invita a danzar en la verdad de nuestra vida, a andar el camino de la mano del Creador, nos invta a contarnos nuestra verdad con total honestidad y fluir con amor, sencillez, paciencia y nos invita a retomar la armonía que nos ha concedido nuestro Señor. La danza de las flores nos invita, así, a sonreirle a los detalles, a adentrarnos en el silencio que invita al perdón, la esperanza, el llenarnos de valor, a cuidar nuestro ser y nuestra relación interior y la que trasciende y se encuentra con el otro y el Otro. La danza de las flores nos invita a fluir y andar en verdad.